El dilema del CBD en Europa

Europa lucha por regular el CBD, en cambio, la ONU vota por reclasificar el cannabis para uso medicinal.

El CBD es una pesadilla para cualquier autoridad reguladora. A pesar de que se promueva como un suplemento integral para el bienestar, el hecho de ser un compuesto de la planta de cannabis hace muy difícil que dichas autoridades cambien sus conductas de hostilidad y desconfianza ya arraigadas hacia el CBD.

Además, millones de consumidores piden a gritos comprar todo tipo de productos de CBD imaginables. Teniendo todo esto en cuenta, es comprensible que los gobiernos deseen imponer orden y regular el CBD.

Europa también quiere lo mismo. El problema es que Europa no es una masa homogénea sino 27 países que interpretan las leyes de una misma unión política y económica. Sin embargo, ni siquiera las agencias de la Unión Europea (UE) como la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA, por sus siglas en inglés) han sido capaces de establecer un mecanismo para regular estos productos que incluyen cogollos de flores CBD.

El Lejano Oeste de Europa

El cultivo del cáñamo era habitual en algunos países europeos. Pero el uso de las flores y brotes para producir un aceite viscoso vendido por internet, ciertamente, era algo nuevo.

Un grupo seleccionado de empresas europeas fabricantes de productos de CBD abrieron el camino. En poco tiempo, cientos de nuevas empresas habían proliferado a lo largo de toda la UE. Como ocurrió con la fiebre de CBD en los Estados Unidos, aquí también tuvimos nuestra propia versión del Lejano Oeste.

La UE se rige por reglas y regulaciones, sin embargo, cientos de miles de europeos estaban consumiendo un producto derivado del cáñamo que no había sido clasificado aún.  Esta situación debía ser regulada rápido.

Partiendo de la base de que el CBD no era clasificado como un estupefaciente (al menos en ese momento), se clasificó oficialmente como un alimento y, como tal, quedó bajo la supervisión de la EFSA.

¿Nuevos alimentos o no?

Uno de los principales motores impulsores de la EFSA es proteger a los consumidores de los riesgos relacionados con los alimentos, lo que incluye los peligros del consumo de cualquier alimento “nuevo” no ingerido regularmente antes de mayo de 1997.

Solamente los nuevos alimentos que hayan sido autorizados y avalados pueden ser comercializados en la UE.

Puedes pensar: “esta medida está bien”. El cáñamo ha estado presente en nuestra dieta por cientos de años, ¿no es así? Durante algún tiempo la EFSA estuvo de acuerdo con esto.

No obstante, todo eso cambió en enero de 2019 cuando la EFSA añadió todos los cannabinoides y fitocannabinoides al catálogo de los nuevos alimentos. Incluidos, los extractos, los cannabinoides sintéticos en los alimentos, y cualquier producto que contuviera cannabinoides.

Luego de fuertes protestas y un periodo de ajuste táctico, la mayoría de empresarios de la industria europea del CBD comenzaron, a disgusto, el costoso proceso de autorización de nuevos alimentos.

El caso KanaVape

Para muchos de los grandes empresarios y personas influyentes en la industria del CBD, este episodio con los nuevos alimentos fue solo un bache en un nuevo camino hacia la recuperación de sus negocios.

Sin embargo, en Francia, se libraba una batalla que podría mejorar o empeorar el panorama existente.

En junio de 2018, los fundadores de KanaVape-empresa que vende productos de CBD para vape- fueron sentenciados a dieciséis meses de sentencia suspendida y una multa de 10 mil euros luego de cuatro años de batalla legal. ¿Cuál fue su crimen? El CBD utilizado en sus productos provenía de las flores de la planta cannabis sativa importadas desde la República Checa. En Francia, usar cualquier parte de esta planta, salvo la fibra y las semillas, es ilegal.

Si bien esta decisión cerró el mercado para la adquisición legal de CBD en Francia, el resto de Europa continuó comercializando los productos de CBD con la esperanza de que esta visión francesa no trascendiera las fronteras.

La sorpresa de la CE

cogollos de CBD y su regulación en Europa

A estas alturas, los cultivadores de cáñamo, los proveedores de aceite CBD y las empresas relacionadas con el CBD estaban acostumbrados a que la Comisión Europea (CE) y la EFSA cambiaran las reglas del juego constantemente. Pero lo que ocurrió a continuación dejó a todos los involucrados con la industria considerando otras opciones.

En julio de 2020, la CE notificó a 50 empresas solicitantes de la autorización de los nuevos alimentos, que sus solicitudes estaban detenidas pues la Comisión consideraba al CBD como un estupefaciente.

Rumores sobre las compañías farmacéuticas

Comenzaron a circular rumores de sobornos por parte de compañías farmacéuticas ansiosas por cerrar el mercado europeo de CBD.

Otro elemento que apoyaba estos rumores era la votación de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el próximo 2 de diciembre sobre si se corregía o no la entrada del cannabis en la clasificación I de la Convención Única de 1961 y se eliminaban las preparaciones de CBD con menos de 0,2% de THC. ( recomendación 5.5).

Cualquiera fueran las razones, el anuncio de la CE sobre el CBD estremeció a la industria y muchos predijeron el fin del cultivo del cáñamo en Europa, tal como lo conocemos.

Prevalece el sentido común

Esta vez la Corte no nos defraudó. Sentenció que: “Las disposiciones sobre la libre circulación de mercancías dentro de la Unión Europea son aplicables pues el CBD no puede considerarse un estupefaciente”.

Camino con obstáculos

La CE se retractó oficialmente y declaró que el CBD no era un estupefaciente. Sin embargo, todavía quedaba el asunto sobre la retirada de los productos de CBD que contienen menos de 0,2% de THC del control internacional como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Semanas antes de la votación de la UE, el Parlamento Europeo había permitido el uso de concentraciones de THC entre 0,2% y 0,3% en el cáñamo industrial. Esto no cumplía con las recomendaciones de la OMS lo que hacía probable un voto colectivo de “no”. Esto fue precisamente lo que ocurrió; todos los países de la UE votaron en contra de la recomendación 5.5.

Mientras se vislumbra una acción más coordinada para la regulación del CBD en Europa, estamos todavía lejos de conseguir el mismo consenso en todo el mundo. Esto significa que la industria del CBD tendría que seguir sorteando obstáculos.


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