De forma general, las cepas de marihuana o cannabis se dividen en tres variedades distintas:
Índica, sativa e híbridas, cada una con características propias muy marcadas. Su cultivo CBD bien se puede dar también en formas diferentes, por ejemplo: Indoor, Glasshouse y Greenhouse. A continuación, te explicamos las características más relevantes de cada uno.
El cultivo indoor no necesita esperar por determinadas estaciones del año porque tiene tiempos de crecimiento más cortos que ofrecen cultivos abundantes. De modo que te permite controlar el entorno en el que decidas darle inicio a esta actividad.
Ahora, puede que, en comparación a los otros, este resulte un método con una alta demanda de atención, mantenimiento y costos operativos. Sobre todo, por el empleo de herramientas necesarias como son las lámparas HPS, LED o CFL.
Debes saber también que esta técnica implica la reproducción de un hábitat específico para la tipología que hayas seleccionado.
Este modo de producción se disputa entre dos formas principales: el cultivo en macetas y el cultivo directo en el suelo, cada uno con sus propias ventajas y desventajas. Lo mejor de las macetas es que pueden moverse de un lado al otro con mayor facilidad.
Por otro lado, la plantación directa del cannabis en el suelo, se caracteriza por obtener plantas muy grandes y de alta producción debido al vasto espacio que tienen las raíces.
Esta no es más que otra técnica de cultivo para el cannabis. Su uso lleva a explotar las ventajas de los cultivos tanto en exterior como en interior. Este método le es muy útil a los productores, pues le permite controlar el entorno, iluminación y circulación de aire. Lo mejor es optar por la luz solar siempre que sea posible. De lo contrario puedes hacer uso entonces de la luz artificial.
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