Existe poca evidencia concreta que apoye las teorías sobre los efectos a largo plazo del THC. Sin embargo, las investigaciones en curso podrían validar o descartar completamente las principales teorías existentes.
Algunos de los posibles efectos son:
Cambios anatómicos del cerebro: en un estudio reciente se descubrió que existe un vínculo entre el consumo frecuente de grandes cantidades de THC, y las alteraciones en una región del cerebro llamada cuerpo calloso (estructura que conecta los dos hemisferios cerebrales).
Bronquitis: es un efecto negativo de fumar. Se podría optar por métodos de consumo alternativos como la vaporización para evitar este padecimiento.
Memoria: un estudio de 2016, muestra una disminución de las funciones cognitivas al consumir de manera regular THC por un período de tiempo prolongado. Esta investigación se realizó con una muestra pequeña de consumidores por lo que es difícil saber si los resultados son conclusivos.
Psicosis: esta enfermedad se desarrolla en aquellas personas con predisposición a ciertos trastornos psicóticos como la esquizofrenia. Los estudios han demostrado que los síntomas de la enfermedad pueden aparecer prematuramente (aproximadamente tres años antes) si se consume cannabis de manera regular.
Tolerancia: el organismo desarrolla naturalmente una tolerancia al THC por el uso prolongado de dicha sustancia. Esta tolerancia provoca un consumo mucho más elevado para alcanzar los efectos deseados.
Sobredosis: Nunca han sido documentados ni una muerte por sobredosis de cannabis y no se probado el riesgo para la vida.
Todavía existe gran desconocimiento sobre los riesgos a largo plazo del uso del THC y el cannabis; pero las investigaciones han evidenciado que no hay riesgo de tener una sobredosis.